Flashes del recuerdo teñido de ayer.
Apiladas en viejas cajas de zapatos las fotos de los recuerdos,
instantáneas de momentos encasillados en la memoria.
Memoria, la frágil y apegada memoria, la sobria y enraizada
memoria.
Recuerdos de papel que ocupan un espacio en un rincón, en su
pequeño mundo de colecciones de instantes, más o menos
duraderos.
Ahora ya no ocupan espacio en papel. Ahora se lanzan a cientos,
a miles, engrosando aún más los recuerdos olvidados.
Sin embargo todas llevan algo más que una imagen.
Los recuerdos que evocan a nuestra mente llevan impresos
aromas, sonidos, distancias cercanas y lejanías de
almohada.
Llevan cafés de la esquina, estaciones del olvido, trenes que salen
para nunca llegar, trenes que llegan pero nunca salieron.
Llevan fragancias del fondo del mar, llevan la brisa que mece tu
pelo, las olas que van a parar sin remedio a tu orilla, los vientos
que pasan para no volver más.
Recuerdos de armario y cajas de zapatos. Recuerdos modernos de
hdd y pen drive.
Recuerdos que da igual donde los apiles.
Recuerdos…